Los familiares necesitan relatar cómo son sus familiares con TB, tienen necesidad de “ventilar” emociones. En ese espacio que es el grupo pueden expresarse, ser escuchados y comprendidos. A través de las experiencias de otras personas, pueden aceptar que el trastorno de su familiar con TB lleva asociados déficits y supone enfrentarse a muchas dificultades. Aprender a entender al paciente y a tratarle de forma más adecuada es uno de los objetivos.
Es necesario aceptar que quizá ellos tampoco han hecho las cosas bien y que hay que hacer cambios para que la convivencia sea más fluida. Las técnicas de entrenamiento en habilidades de comunicación en las que se busca reducir las expresiones incontroladas de afecto negativo son efectivas para poder reducir el número de recaídas.
La psicoeducación a familiares es más efectiva en pacientes que se encuentran en las primeras fases del trastorno. Dado que la eficacia profiláctica de la psicoeducación a familiares es nula en fases avanzadas de la enfermedad, los grupos conjuntos de familiares y personas con este diagnóstico pueden convertirse en un método alternativo de aprendizaje, capaz de manejar la dificultad de familiares para modificar sus actitudes.